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lunes, 24 de octubre de 2011

Con el tiempo te vas dando cuenta cariño de que la vida no es de color de rosa (mi favorito), que las cosas suceden aunque tú no quieras,por desgracia, y cuando menos te lo esperas amor, que la gente te acaba defraudando, incluso la que menos esperas, que los años no perdonan (aunque digamos que lo hacemos pero no olvidamos) y que la vida cuanto más años tienes, más duele, que las amistades se pierden de la manera más fácil, que los "para siempre" son horribles y llevan demasiadas ilusiones descarriadas de la mano, que los amigos de verdad, los reales, perduran en la distancia, que un amigo no es aquel que te dice ¿estás bien? si no que, sin preguntártelo, te saca a rastras de casa porque es evidente que no lo estás, que la gente a la que quisiste alguna vez puede hacerte muchisimo más daño que aquella a la que siempre odiaste, que las decepciones nunca, jamás, vienen solas, que el carácter no mide la fortaleza de las personas, que un abrazo a tiempo puede ser mejor que cualquier medicina.
Y QUE LO QUE NO TE MATA, TE HACE MÁS FUERTE
Se suele decir que, sea cual sea la verdad, la gente ve lo que quiere ver. Hay personas que pueden dar un paso atrás y descubrir que les faltaba ver las cosas con más perspectiva. Otras personas se dan cuenta de que la vida les está pasando factura. Otras pueden ver lo que estaba ahí desde el principio... Y luego están ésas personas, aquellas que huyen lo más lejos posible para no tener que verse a sí mismos. Y en cuanto a mí... ahora ya lo veo todo claro.

sábado, 22 de octubre de 2011

2210

Lo peor del amor cuando termina son las habitaciones ventiladas, el puré de reproches con sardinas, las golondrinas muertas en la almohada.

Lo malo del después son los despojos que embalsaman al humo de los sueños, los teléfonos que hablan con los ojos, el sístole sin diástole sin dueño.

Lo más ingrato es encalar la casa, remendar las virtudes veniales, condenar a la hoquera los archivos.
Lo peor del amor es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le quedan dos puntos suspensivos…

jueves, 20 de octubre de 2011

martes, 18 de octubre de 2011

martes, 4 de octubre de 2011

Pensión compleja

Antes que nada, perdona si huele un poco a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse.
Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo, que hoy nos vamos a poner moraos.
Y hablando de ponerse, vete poniendo cómoda, que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más.
Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez.
El espacio es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño como para sentirse incómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras. Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansados de merodear por vidas ajenas. No pises aún, que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso.
El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón.
No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú.
Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve a entrar pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican ni los recambios.
Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitarán más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo. Eso sí, no te preocupes por lo que pase con las sábanas, que las mías lo aguantan todo.
Para acabar, te he dejado un baño de princesa, una cama de bella durmiente, un sofá de puta de lujo y algo de pollo hecho en la nevera. Para que los disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión. Aquí no vienes a rendir cuentas, sino a rendirte tú. Aquí no vienes a competir con nadie, sino a compartirte a mí. Y lo de dar explicaciones déjalo para el señor Stevenson.
El resto, no sé, supongo que está todo por hacer. Encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura.
Dime que tienes toda la vida, y voy pidiendo presupuestos.
Dime que intentaremos toda una vida e iré encofrando mis nunca más. 
El sentimiento negativo.