Hay pocas estrategias que valgan porque vivimos un grave problema de comunicación.
Imagina dos barcos en medio del mar. Ambos con su surtido de banderines marítimos y dos códigos de señales navales distintos. Y las tripulaciones convencidas de que manejan los mismos. Y ahí estás tú, en plan Locomía pero con las banderolas. Hecha un flan. Cero armoniosa y algo descoyuntada, señalas que necesitas ayuda urgente. Y el otro entiende que estás en cuarentena. Tú agitas los banderines como una histérica y él llama a su amigo, el guardacostas, para que venga con los salvavidas.
Sin lenguaje común no hay entendimiento.
Sin lenguaje común no hay entendimiento.
Ven al abordaje, marinero. Y él responde: Retirada.
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